Ellas tenían mi rostro, tu rostro, pero no eran de acá ni de ella, cuadros nuevos, pero tan viejos, no pertenecían a este lugar, no tuve miedo, me guía la curiosidad, me senté en la piedra fría del pensamiento y quede atrapado en la inmensidad.
Sus manos me dieron una corona, una promesa para no olvidar, pero no pude regresar, me bañe de polvo, me sumergí en el olvido de mi mente, hasta que una puerta se abrió, fue cuando vi ese rostro por ultima vez, era yo, me venia a buscar.
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