Vuelve a mi una luna nueva, un recuerdo, una letra. Adicción y vínculos, todo sobre la mesa, yo (el) buscaba desesperadamente una pista dentro de mi (su) nostalgia, sus (mis) ojos reflejaban segundos que duraban miles de años, pero el pasado aballo el momento, quedo(e) estático, todo era armonía a su (mi) alrededor, pero yo era solo una voz, una pieza clave dentro del caos, símbolo padre del presente.
S. recordaba constantemente su pasado, en flashes, a veces era el en su escuela, sentado en clases, o los rostros de sus compañeros, S. adolescente en el patio del liceo, con su uniforme. Raras veces, sentía que su barrio se le venia encima, hoy era uno de esos días en los cuales de cada calle y casa brota un sentimiento inquietante y nostálgico, en el camino que recorría y en cada uno de sus rincones sentía algo extraño, era como si en ese conjunto de cuadras estuviese escondida una película que nunca dirigió, que nunca vio la luz, pero que nunca estuvo en pausa.
A S. le pesaba tanto la tranquilidad de saber quien era que todo se le tornaba patas arriba, nada es seguro, todo falla, mucha tranquilidad de un fuego no brota, sacaba su mente a pasear, tiraba leña, avivaba una pasión moribunda, un fuego que arde lento y no se apaga nunca, un paseo largo, hábitos dignos del cine mudo. Un día dejaría de hacer sátiras con su pasado, S. necesitaba volver a vivir.
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