09/10/2022

Cáliz fragmentado: Gea

El viento estaba en mi contra y me sentí otro dios del cielo planeando en la inmensa oscuridad, salí, herrumbre y cadáveres flotando, elegí castigarme con pensamientos negativos, me daba vergüenza vivir de esta manera, dualidad, yo luchaba en mi cabeza para acomodar el puzzle pero nadie puede escuchar y cartografiar una melodía tan violenta, inconsistencias del corazón dejando su firma en la ultima recta.

Era tonto morir tan temprano, quizás algo pasaría, estaba nervioso, ya había perdido mucho tiempo, mucha trayectoria, solo había enriquecido mi propia idiosincrasia al hablar conmigo mismo y separarme en varias versiones para discutir de manera más precisa la gran narrativa cíclica, estaba solo, mi prosa era un cementerio abandonado y firme con fuego cada lapida, pero no era suficiente, me empecé a querer más, como quien se lamenta cuando sus cadenas se marchitan, letras húmedas tatuadas en papeles escondidos.

Paso el tiempo y ya no había un lado malo o bueno, ni emociones exageradas ni tristezas... la vida es poder, la extinción es otra cosa, tiene más que ver con ahogarse, y yo no quería influir de manera negativa en otras personas, ni fingirlo todo en esta inmensidad. 

Dejar de respirar. 

Si yo sabia lo que sentía no tenia que decirlo, no lo necesitaba, esperaba quedarme solo en algún momento, era lo mejor, ya sabia que no quería que nadie se esforzara, anhelaba igualdad.

Me volví seco, frio, pero sentía cariño por los demás, me volví débil, era una presa fácil, pero me sentía firme, fuerte, estaba seguro de que mis pensamientos seguían un rumbo solido, no había necesidad de manifestar una verdad absoluta, al entender eso afloje los frenos, cada cual tiene un tren bala en la cabeza llegando a su destino.

Ya no era necesario pelear contra la oscuridad, la acepte, aprendí sobre ese otro lado, tengo mi moral y mis códigos pero no están atados a pilares centrales, deteste ser un santo... comedia, todo era comedia, y yo me reía tranquilo después de llorar acurrucado en el piso y luego me enfurecía de ser así, use esos sentimientos como combustible, perdí mi razón, perdí mi pasión, entonces me encontré a mi desnudo en el umbral... empezar a marcar tu agujero en el mundo, a sentir que te morís por lo que realmente querías, venas de cristal, al menos un último intento no me vendría tan mal, tomar del cáliz solo las brasas de un final, en el umbral, ahí estaban, ninguna novedad, ahí estaban.

Dejar de respirar, ver la chispa clara cuando ya no queda nada entre las olas. El penúltimo trago, transire, transire.