29-30

Demasiado estrés por nada, maldita luz, sincera ventana, quiero recibir esa, estatua de oro por idealizarte tanto sin inflar globos, ya, mi cama es el cielo, pero duermo solo en las llamas, siempre igual, la realidad. El botín se divide en partes iguales.

La marcha de la banalidad

La esperanza escrita en una bala, golpe de gracia, se rindió el espanto, alzó su bandera blanca, guarden las pieles, el viaje no será breve, cartuchos en el barro humeando, demasiado romance en la pólvora como a mí me gusta, seguimos con calma, calma.

Espada juramentada

Y hay quienes creen, que a esos ojos nada deben, mi cuenta está desbordando, nervios, solemnidad, le pagaré todo a esos labios cuando las palabras sean las indicadas.

Humano II

La lluvia se robó el corazón de mis lentes, latente al caminar encontre un acuerdo en el silencio y una sonrisa de muerte. Hola vecino, lo de siempre. Y a casa, que la campera de lana es prestada.

Humano

Desarmo el ropero buscando una piel, sé que la vesti alguna vez, cuando no había nada que perder.

Patio

Mis días fuera de recuentos, mis horas en pantuflas, y el ás prófugo de las mangas sucias, encadenado sin embargo, a los sentimientos.

Habitación (I, II)

No era el Grial, fueron mis sueños. Transire, transire, de rodillas en el umbral, no hay final, no es cuento, no viste como ya pasó.

Marcas en la pared, sudando sobre la pared. En el suelo hay círculos pintados, de pasos que deje de contar, en el frío de la profundidad, alas de cera eternas, plumas puras, ligeras.

Cuaderno de matemáticas desordenado

Pero hay batallas en nuestra vida, me fui a las manos contra lo desconocido, vos sabés, son desafios perpetuos, llegué a casa y quise llorar.

Era otra espina, otra mandíbula apretando mi cabeza, la costumbre, cómo caminar en la niebla. No. Cómo estar y después no estar, más.

Tienen miedo, pero tienen a las estrellas enlazadas y a la sabiduría olvidada, perdí todo, lo sentía, en mi cabeza se trazaron planes, no podía detenerme. Después del miedo, la semilla de la furia crece trepidante, estoy mal, soy mi único amigo, el último amante, y el látigo del recuerdo, lo sentía, en mi cabeza ningún plan funcionó, mis pasos entre la realidad y las incógnitas, ayer reí con emoción y eso fue suficiente, solo quiero entender, encontrarme con las ideas y ver cómo, y quién. Trato de no sumergirme en ese espacio, dónde mis ojos me observan cuál presa indefensa, soy mi peor enemigo desde el principio hasta el precipicio, en mis manos quedó la marca, me voy a quemar otra vez.

No tengas miedo, son tiempos extraños, no seas valiente, estamos bailando en el barro.

Cercanos

No sé qué tan lejos llegue, ví tumbas y una ola que se fue, sin mí, partieron sin mí, una suerte de Atreyu en el pantano de la tristeza, una misión secundaria que pesa en mi cabeza.

Noviembre a la mitad

Caigo nuevamente en la imperiosa necesidad de sumergirme en un mundo rojo, burbujeante y pobre, otra copa, nada nuevo, ver como el confort se apoderaba de todo, intercambios precoces, y una madrugada eterna, todos somos mercenarios, te entiendo, pero no puedo llorar con vos, arden mis monedas, vicio y cocodrilos prendidos del reloj.

Ruptura

Un cofre del tesoro enmarañado en un mundo que no funciona, como una araña extranjera de sus telas, la lluvia lavó mis manos, el oro se hizo piedra, tengo que volver al barro, al laberinto de deseos estancados, de cuadros pintados pero asfixiados, cansados. Respiremos juntos en silencio un influjo de pasión que rompa ese escudo oxidado, morder la nube, liberar la idea, y a esperar la caída.

Las horas oceánicas

Cuando caigo profundo en la hora, ya no quiero que llegue otra, tengo muchas cadenas bajo la manga, pero ninguna pudo jamás detener la luz del sol, y esos viejos hábitos prohibidos, tan sumergidos. Despedirme del aliento, en el vació de la noche, y que los segundos se vuelvan vicios.

Tu nombre, retumbando

El ruido, tu aroma, ya no veo las letras, nada se metió tanto en mi cabeza como tu nombre, no es un engaño, solo son ilusiones de calor, nada me interesa más que tus tacos mojados sobre mi rostro. Veo la puerta, y sus dientes detrás, esperar es la mejor movida, esperar el verde, la idea fluorescente.

Siempre

Que miedo, se termina la tormenta, la lluvia tocó la meta, en su honor me senté a tomar, no pude pensar en nada, hablar de vos quizás, hablar de tu boca que no me da bola, de volvernos a encontrar, gritarle a las nubes con mi mirada, gris, gris, el reloj amor, no para. Volví demasiado temprano, volví para ver como bailas, como escupís sobre la pista. Volví, me derrito, luego siento.