Un extraño durmiendo en el sofá, cansado y yo, en la cuerda floja del delirio, pero un extraño al final, caminando por la casa. Apenas te veo, casi no te escucho, me doy vuelta y un sentimiento recorre mi cuerpo, como si fuera una caricia fina de un fantasma, baila desde mi espalda hasta mi cuello y luego se aferra a cualquier recuerdo de los dos antes de ser rompecabezas en vida.
Pincharon mi teléfono, pincharon mi corazón, y hablan, no se cansan de hablar, yo pienso, no me canso de pensar, a veces las dos cosas me salen mal, no me puedo desconectar.
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