La puerta me murmuro y luego se sacudió el oxido, broto de la cerradura un roció de pensamientos que se diluían en mi cabeza, entre ellos encontré otra vez el vacío que se esconde en la soledad.
Llegue, me lo juro, vi la superficie, la luz cristalina del querer, pero me hundí en el intento y fue tan rápido, hay océanos fabricados de arena fina y son tan pesados como... hay océanos holográficos e infinitos, abandonados y después, dentro, estrellas habitándolos, ciegas de amnesia o de tiempo o de ambos. Hay puertas tan inmensas dentro de nosotros, y son tan pesadas como la arena fina del desierto.