Mis pisadas fueron una promesa, enterradas en caminos transparentes. Invisibles, huellas que arden, se sienten, alientos gallardos. Calores que en el tiempo, perduran.
Hogueras fabricadas de espacio, olvidos manchados por las cenizas. Nunca perdieron su pulso, todavía guardan, tibias sonrisas, y miles de vidas, fatuas.
Bueno es si no pierden su pulso.
ResponderEliminarMe gusta la frase "mis pisadas fueron una promesa", porque siento que abre un mundo. No, un mundo no, tantos mundos como sea posible imaginar
Un abrazo
Habra que seguir caminando. Gracias Alís. otro abrazo para vos!
EliminarTodo lo andado sigue con nosotros... aunque no lo veamos.
ResponderEliminarSiempre.
EliminarSiempre nítido y sonoro amigo. Me quedan los versos de tu prosa resonando.
ResponderEliminarAbrazo hasta vos.
Me alegra mucho saberlo, otro abrazo para vos Carlos!
EliminarSi tien pulso y tibias sonrisas no todo está perdido. Saludos!
ResponderEliminarJamás!
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