Cuando el viento sopla, las palabras se esconden entre las hojas y de la lengua solo nacen sombras, cuando el viento sopla las ramas se entretejen creando prosas pecaminosas y las miradas no se dejan vencer por la temerosa penumbra, cuando la primavera jugo su mano, fue por tosca, y los jazmines se pintaron de blanco y purpura.
Ahora que ya me fui pero todavía no llegue, mejor disfruto del precio justo, todo esta fuerza en contra saldría cara si no hacemos maniobras peligrosas y vendemos milagros, encontré un lugar donde reina la armonía, difusa a veces en su baile se le escapan algunas alegrías, con sus piernas largas, va de luto a celebrar.
De tu prosa nacen sombras... pero están encendidas, amigo. Reniegan de ser nada más sombras...
ResponderEliminarAbrazo hasta allá.