La tarde solo para mi, nadie en casa, soy el que se ríe solo si nadie lo acompaña y entiende el sabor de la soledad, la recibe y la trata como a otra criatura más, te lo voy a decir cuando pueda escuchar como un trago dulce la sinfonía de la tormenta navideña sobre mi espalda tosca y sedienta, me canse de buscar una bandera blanca en el final de la copa, mi cuerpo no lo sabe aun, mi mente se adelanto, se perdió en lo oscuro del espacio, mis ojos miopes me leen para recordar donde poner el punto final.
La soledad como un ser viviente más. Sí, amigo, sí!!
ResponderEliminarAbrazo hasta allá.
Que nadie se atreva a domarla. Abrazos!
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