No reí, no llore, no fueron palabras sintiéndose gloriosas sobre el aire antes de ser humo puro, si escuche, si entendí, mi presencia hablaba por mi. Lo escribo con mis puños, abriendo la piedra, ahora, antes de olvidar este paisaje, de sentir que ya no hay un gigante decorado de horas y minutos caminando delante de mi.
Pero si algún día, le preguntas a ese mozo a quien más quiso, a quien más envidio con odio, te dirá que fue el Tiempo, y que de el Tiempo, todo su peso en oro reclamó.
Yo, aquel.
Yo estuve ahí, el ultimo de la fila. Aquel estuvo ahí, el primero en apostar su alma y ganarla de vuelta, así me hizo sentir mi verdadero yo, y con los colores de esa lección, que nadie quiere comprender ni enseñar, nos pintamos la cara para ir a la guerra. Mis manos son sus susurros, mis ojos, su carta más guardada, mis horas en vela, su momento ideal, mi pasión frágil, su pasión valiente... casi elegante, casi.
Yo, ho! Yo, ho! Que bebimos hasta la gran mañana! Yo, ho! Yo, ho! Vestimos la unión del ser y del otro ser, de ya no beber para que nos quieran, más bien, saber sentir el sabor del antiguo dolor, de que nadie se aprenda la letra! Yo, ho! Yo, ho! Sus nombres no definen la cima, acá todos tenemos el fuego hirviendo dentro! Yo, ho! Yo, ho! Que alguien más deje, sus marcas sobre la pared, que todo sea arte, porque el arte obtiene lo que merece, te leí desde mi lugar en el mundo, y solo me importaba sentir el calor de tus cartas sobre la mesa, con lupa buscando la chispa, si realmente importa, si realmente, ese ahora tuviera un sentido. Yo, ho! Yo, ho! Vos elegís el final, vos elegís lo que tu alma más quiera.
Vi la verdad que quería, y ahora siento que el final del mundo puede llegar cuando desee, porque me inunde pensando en aquel segundo, y solo le di una media sonrisa de amor y de caos de vuelta, una reverencia por si lo olvido, o es el olvido el que a mi me lleva.
Para crecer.
Y seguir creciendo.
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