16/03/2020

Magia

Tu rostro lo decía todo, hablabas por miles, todo un espectáculo y yo, buscando lo inesperado, en ningún lado, mire en el espejo y tampoco estaba allí, solo mi boca moviéndose y las palabras en mi cabeza a mil kilómetros por hora, todavía no se en que carretera corrían pero no aflojaban en ninguna curva, estaban tan solidas en ese lugar que, mi boca ya ni se movía, y mis ojos conectaban con lo que fue y pudo, o quizás nunca, o tal vez todo.

Soy un pez, estoy rodeado de sensación, miro el cosmos cristalino esperando el anzuelo, un rodeo para el recuerdo, noches frías.

3 comentarios:

  1. ...esperando el anzuelo. Me impresionó esta imagen, porque me la creo, pese a lo letal que es.

    Sentí el desdoblamiento. Ese salirnos de nosotros (o entrar, quizás) para observarnos y no lograr reconocernos. O encontrarnos, que es parecido ¿no?

    Tus textos tienen para mí una mezcla (tal vez sea lo mismo) de surrealismo, lucidez y misterio que me atrapan. Me pierdo en ellos.

    Un abrazo

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  2. El poeta es siempre consciente del desfasaje de todo. Otros lo llaman desarmonía. Pero desfasaje es más nítido. Porque hay desfasajes armónicos. Como éste que escribiste.

    Abrazo, amigo!!

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  3. No sale mi comentario, no se debió añadir bien.
    Lo peces no tienen memoria, tú sí.
    Besos

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