Cruzando surcos, dejando mis piernas atrás, cansadas, toscas, y yo ya no se nada, solo estoy seguro de que voy a alguna parte y seguiré, mi cuerpo seguirá adelante, lo deja todo solo para florecer al final, con orgullo, lo veo, muriéndose bajo el cielo.
Te escucho, cuando te podía hablar de miles de cosas, preferí mirarte a los ojos y escucharte, los tres, vos, yo, la luna.
Marzo en la esquina, pispeando.
Mañana el rocío... sobre mis brazos, mañana la niebla y la llovizna, ya las soporte, las viví y las disfrute, nada nuevo, todo empieza otra vez.
Precioso versos capturaste...
ResponderEliminarAbrazo hasta allá.
Preciosos, claro.
ResponderEliminarAsí es, todo empieza otra vez. Algo iremos aprendiendo entre una y otra. Lo que consuela de algo que termina es que abre el camino a nuevos inicios.
ResponderEliminarUn abrazo
No hay nada más dulce que tirarse de cabeza a lo nuevo, por más viejo que sea.
EliminarHay esperanza en el texto.
ResponderEliminarBesos.