No hay rezo que llegue, sigue caminando, le pido lo que quiero, le grito en la nuca un vació de deseos y no se inmuta, como yo come de esa condena, sin cuidado con su cuerpo perfecto y sus brazos largos, y no lo sigo ni me pongo de su lado, el tiempo nos construyo el camino, elijo todos, menos el indicado.
Mejor... ese te llevará a algún lado.
ResponderEliminarAbrazo grande, amigo.