Ahora te acostás suavemente, sentís el calor que te choca y después te abraza, miras el techo hasta que el cielo se hace presente, llega el sueño y desde la ruta, camiones cantando ópera, desde el asfalto brotan murmullos siniestros, y gritos entrecortados son ladridos a lo lejos, palabras que no existen se van armando, calma, cerra los ojos, esas voces no te pueden hacer daño, oscuridad, al fin.
Hora de un nuevo poema viniendo hacia vos...
ResponderEliminarAbrazo, Truesdale.
Son las voces de la vida, manifestándose, que pueden llegar a resultar amenazantes... nada que no pueda espantarse escribiéndolas. O dejándose vencer por el sueño.
ResponderEliminarUn abrazo grande