Bullicio

La tierra me envuelve muentras camino en la noche y me pierdo, en cada esquina desaparezco. El fuego estupido en mis ojos, una chispa en otro universo.

El desierto.

Nuestros deseos son más grandes que el tiempo, son gigantes despertando y dentro del tiempo hay más tiempo, y huellas modulares e imágenes residuales, pero más allá de las palabras, hay una sola, ideal, en la sima de la montaña, que las encadena a todas, que las condena a todas por igual.

En las radios viejas, ya gastadas, ya ausentes, que le correspondieron a nuestros predecesores, en la TV, infame, villana. En las voces de desconocidos, en la voz, sola, perdida en nuestras bocas, nace la ficción a través de la fricción sin medida que rompe nuestra realidad.

Dos cosas y un borrador

Me sumerjo nuevamente, olvido el tiempo porque es necesario, porque el hambre se levanta y no puedo dormir, porque es demasiado importante.

¿Puede nuestro cascaron existir dos veces?

Ellos tienen un poco de vos, un poco de mi y me enrosco en el miedo que siento al escuchar esa brecha quebrarse a lo lejos, hoy no tengo ganas de escribir.

Pensamientos baratos

No es mío ese puñal, son alarmas, estrellas rojas, ella cae con ternura, dispara estruendos suaves, el fuego se consumió pero las cenizas son tan fuertes como todas las tormentas que pude vivir.

La corona de plomo

Desearia que mi andar fuese más rápido, y mi carga menos pesada, llegue a casa olvidando quien era, el tiempo se escurre y quiero verte una vez más.