Tenia un ogro en el bolsillo, no paraba de hablar, me contó todo menos una historia, viajamos por los siete mares, nos fuimos tan lejos que ahora no se, si alguna vez volví de verdad. Se tomaron decisiones. Me hundí con mi barco, no era el
Costa Concordia, lo juro.
Y en la profundidad del vació, me sentí feroz, completo.
Si se hunde el barco hay que intentar nadar para arribar a alguna costa cercana.
ResponderEliminarBesos.
Seguramente también estás allá...
ResponderEliminarAbrazo grande.