Mis pisadas fueron una promesa, enterradas en caminos transparentes. Invisibles, huellas que arden, se sienten, alientos gallardos. Calores que en el tiempo, perduran.
Hogueras fabricadas de espacio, olvidos manchados por las cenizas. Nunca perdieron su pulso, todavía guardan, tibias sonrisas, y miles de vidas, fatuas.
Bueno es si no pierden su pulso.
ResponderEliminarMe gusta la frase "mis pisadas fueron una promesa", porque siento que abre un mundo. No, un mundo no, tantos mundos como sea posible imaginar
Un abrazo